La muerte de Franz Liszt (1886)

Necrologia anònima dedicada per La Vanguardia (3-VIII-1886) al compositor i pianista Franz Liszt (Reiding, Hongria, Imperi Austríac, 1811 - Bayreuth, Baviera, 1886), mort tal dia com avui de fa 135 anys. I fragments de la crònica de l’enterrament en el mateix diari (11-VIII-1886).  

3-VIII-1886. El telégrafo nos anunció ayer la muerte del gran pianista húngaro, acaecida en Viena. Liszt tenía 75 años. Nació el 22 de octubre de 1811, en Reiding. Sus primeros maestros fueron su padre, simple aficionado y mayordomo del príncipe Esterhazy, Carlos Czerny y Salieri. Tocó en público por primera vez, a los 9 años de edad. Liszt tuvo dos hijas, una de las cuales, muerta hace años, casó con Emilio Ollivíer. La otra es la viuda del gran compositor Wagner, por el cual sentía un profundo entusiasmo su suegro, que formó en Weimar con aquel y con Schuman la famosa trinidad musical, tan neciamente satirizada por los gacetilleros de la época. El 25 de abril de 1865, a los 54 años, recibió la tonsura eclesiástica de manos de su amigo el obispo de Hohenlohe, y desde entonces solo escribió música religiosa, con excepción de algún estudio para piano. Aparte de sus numerosas trascripciones, fantasías, paráfrasis, reducciones y rapsodias, Liszt ha escrito óperas, cantatas, misas, sonatas y estudios en gran número. También ha figurado dignamente en el mundo de las letras, con artículos y folletos de historia y crítica artística. Terminemos estas líneas reproduciendo unos párrafos que dedicó Scudo a la manera de tocar del difunto abate, y que leerán con interés los aficionados al piano y los admiradores del maestro: “Vedle hacer su entrada en un concierto público -dice Scudo-. Empieza tirando sus guantes y efectos a un acomodador; luego se sienta ruidosamente. Pasea la mirada dominadora sobre el numeroso auditorio y la fija en cada uno de sus devotos, a quienes deja inmóviles bajo su pupila ardiente, como el gavilán que fascina a tímidas palomas. Pone al fin las manos en el teclado y mientras lanza sus rayos y deja oír sus truenos, posee bastante sangre fría para ver y para oír lo que pasa a su alrededor. Cuando no toca, habla, gesticula, lleva el compás, atrae la atención de cualquier modo. Cuando toca, manos, pies, cabeza, ojos, hasta los cabellos toman parte en el asunto, y de toda esta agitación corporal resulta un efecto de los más desgraciados para el espectador rebelde a los efluvios de esta clase de magnetismo”.

11-VIII-1886. El martes 3 fueron conducidos al cementerio de Bayreuth los restos de Liszt. […] El cadáver estaba expuesto en casa del difunto Wagner, cuya viuda, según se sabe, es hija de Liszt. El gran piano de cola se veía cubierto por un espeso velo negro. […] En el jardín de la casa mortuoria esperaban al cadáver la Municipalidad, bomberos, muchos oficiales de la guarnición, […] el director de orquesta y todos los cantantes del teatro de Bayreuth. Muchos de los concurrentes llevaban grandes banderas negras, y los balcones ostentaban colgaduras de luto. Todas las campanas de la ciudad doblaban a la vez. […] Terminados los funerales […] el alcalde, un profesor de la Universidad de Jena y un artista pronunciaron sentidos discursos en elogio del gran Liszt, después de lo cual se dio tierra a los restos mortales del ilustre artista.