Joan Maragall 1903

San Jorge, patrón de Cataluña

Peces Històriques Triades Per Josep Maria CasasúsOlor de rosas y amor de patria hay en el ambiente de este día. Otras flores a más de las rosas lucen en el jardín y en el mercado, y todos los días amamos a nuestra Cataluña, pero ¡tanto da! el día de hoy huele a patria y a rosas como ninguno. Es un olor vivo; es un amor vivo. En los demás días de primavera hay rosas; pero el de hoy parece todo él hecho de rosas, y las cogemos en el jardín y en el mercado como si practicáramos un culto, y las llevamos en la mano con misteriosa alegría, y al pasar ostentosamente con ellas nos saludamos unos a otros con sonrisa de iniciados en el misterio de la hermosa fiesta de las rosas. Y asimismo con el amor a Cataluña, que brilla en nuestros ojos y como que irradia de nuestras frentes. Todos los días somos catalanes; pero en el de hoy arde Cataluña en nuestro pecho. La tierra de que está hecho nuestro cuerpo y la historia de que está hecha nuestra alma parece como que hoy hierven de nuevo cual el mosto tras un largo sueño, y que todo el sabor de nuestros terruños y todos los hechos de nuestros padres resucitan en las entrañas de nuestro ser, inundándolo por entero hasta poner un dejo material de tierra catalana en nuestro paladar y un dejo de heroísmo catalán en nuestro espíritu. […] Hoy, San Jorge no combatiría a San Jorge, sino al dragón. El San Jorge de cada uno vencería al dragón del hermano, el San Jorge de todos al dragón de todos; y no habría más que una sola victoria: la del blanco doncel contra el monstruo negro; y Cataluña, purgada de vicio, brillaría en toda su pureza. […] Ved a San Jorge vestido de blanco: Cataluña ante todo debe vestirse de pureza; […] Cataluña ha de marchar constantemente armada con algo fuerte y luminoso que deslumbre a los monstruos antes de herirlos; ved al monstruo con quien batalla: Cataluña ha de combatir y vencer todo lo feo y devorador que encuentre en su camino; […] ved la doncella redimida: Cataluña ha de salvar toda belleza que tiembla ante la fealdad, toda pureza que se rinde a ser devorada por la impureza, todo bien que llora impotente ante el mal que ruge con la fuerza de la injusticia. Y después ha de seguir serenamente su camino hacia la altura, dispuesta a repetir a cada momento su proeza. […]