La cuestión del matrimonio de Isabel II

Peces històriques triades per Josep Maria CasasúsAl entrar en el examen de si conviene o no el casamiento de la Reina con el hijo de D. Carlos, debemos advertir que prescindimos absolutamente de toda cuestión dinástica bajo el punto de vista de derecho: ésta nada tiene que ver con el matrimonio; y si atendemos a ella, es únicamente considerándola como un hecho que han de admitir los que creen que el derecho de la hija de Fernando es inconstatable, hasta el punto de no consentir ni aún asomo de duda. Que las razones alegadas por los carlistas fuesen más o menos sólidas, más o menos fútiles, lo cierto es que la cuestión ha existido, y que por ella se han derramado torrentes de sangre. Esto es un hecho, y este hecho nos basta. Téngase, pues, entendido que al hablar de cuestión dinástica sólo hablaremos de un hecho: nada más. Sea cual fuere el juicio que sobre él se forme en sus relaciones con el derecho, es imposible no tenerle presente cuando se examina la cuestión social y política de España y las causas que la han traído, y los acontecimientos que pueden sobrevenir. Involucrar con una cuestión eminentemente política las cuestiones legales, sería perjudicar a la acertada resolución de aquélla sin adelantar nada en éstas. […] Para que se sepa de antemano cuál es nuestra opinión sobre este punto, comenzamos por declarar francamente que en nuestro juicio el casamiento de la Reina con el hijo de D. Carlos no es un absurdo, como se ha dicho, sino que es un suceso muy realizable; que no es incompatible con la tranquilidad de España, sino muy conducente para ella; que hay medios de evitar las reacciones temidas, y de hacerlas poco menos que imposibles; que entre los candidatos para la mano de la Reina, el hijo de D. Carlos es preferible a todos los demás; que este matrimonio es el que más le conviene a España; que todas las otras combinaciones adolecen de inconvenientes gravísimos; que esta alianza es el medio más a propósito para restituir a la nación su tranquilidad y asegurarle un porvenir venturoso. […]