ABANS D’ARA

El compromiso político de los cristianos

Peces Històriques Triades Per Josep Maria Casasús

J. A. GONZÁLEZ CASANOVA 2001
16/11/2021

De l’article de José Antonio González Casanova (Barcelona, 1935-2021) publicat fa vint anys a El Ciervo (VI-VII-2001). Catedràtic de dret, va iniciar a Tele/eXprés el seu vessant d’articulista de diaris. A la universitat dels anys 60 coordinava recerques en premsa històrica en un seminari que va motivar en alguns estudiants l’interès per aquesta mena d’estudis.

Medio siglo atrás, esta revista se hacía eco de un concepto popularizado en Francia: el compromiso temporal de los cristianos. No se trataba de la tradicional confusión entre el Altar y el Trono que, en España, ofrecía, renovada, el nacionalcatolicismo franquista. Tampoco tenía mucho que ver con las democracias cristianas de posguerra europea, bendecidas por el Vaticano y vinculadas al sistema económico imperante después de una primera fase de combate antifascista. L’engagement al que se referían la revista Esprit de Emmanuel Mounier y otras publicaciones católicas del país vecino era la versión religiosa de un compromiso intelectual y político claramente de izquierda, alineado en muchas cuestiones con el pensamiento y las organizaciones marxistas y en diálogo, tenso pero sincero, con los grupos de hegemonía sartreana. Traer a estas páginas, cincuenta años más tarde, un fenómeno religioso y político semejante puede sonar hoy a arqueología para los más jóvenes, e incomprensible por carencia de elementos mentales y de referencias cognitivas. […] Entre 1957 y la muerte de Franco, puede hoy afirmarse sin exagerar que el combate por la democracia tuvo dos grandes protagonistas políticos: los comunistas y los cristianos comprometidos en una causa que no era la de la iglesia oficial (pocas excepciones aparte) ni la del grueso del catolicismo franquista. Muchos sacerdotes, muchas parroquias y centros eclesiales, estuvieron al lado de una clandestinidad perseguida, que tuvo sus víctimas, sus héroes y, sobre todo, sus testigos. Lo más novedoso y característico de ese compromiso político de los cristianos españoles era la superación del histórico enfrentamiento entre la Iglesia y la Izquierda; la colaboración con la bestia negra del franquismo, los comunistas; la creación de un partido no confesional donde militaban juntos cristianos y marxistas; la asunción de una gran parte del pensamiento socialista e incluso marxista por parte de esos cristianos y, en fin, la indisoluble unión entre un proyecto democrático antifascista y la aspiración a un cambio radical en el sistema social y económico mediante la construcción de un socialismo democrático, tan alejado del totalitarismo soviético como de la socialdemocracia europea, mera gestora de un capitalismo insolidario con el Tercer Mundo y dominada por los grandes poderes económicos. Con el advenimiento de la democracia española pareció que los cristianos comprometidos con ella y con su posterior camino hacia una sociedad más justa, igualitaria y libre, volvían a la confortabilidad de sus templos o a la clandestinidad de sus catacumbas. El pensamiento radical de izquierda o, simplemente, el marxismo, pareció, de pronto, haber sido una moda pasajera y esnob, que ya nada tenía que decir ante los problemas irresueltos y agravados de nuestra sociedad. La muerte de Alfonso Comín en 1980 fue todo un símbolo de cuantas esperanzas morían con él. […]