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Opinió 27/06/2022

El Watergate de San Cucufate (1973)

Peces històriques

VÁZQUEZ MONTALBÁN ‘SIXTO CÁMARA’
2 min
El Watergate de San Cucufate (1973)

De l’article de Manuel Vázquez Montalbán (Barcelona, 1939 - Bangkok, 2003) a Triunfo (13-X-1973). Fa 50 anys a ratolins eixits del clavegueram de Nixon els van enxampar robant papers i ficant micròfons a la seu del Partit Demòcrata a l’edifici Watergate. De llavors ençà el terme Watergate designa maldats similars per antonomàsia, una figura que, com l’anadiplosi, s’anomena igual en la retòrica dels idiomes romànics.

En aquellos tiempos tan drásticos de la inmediata postguerra civil fue políticamente modificada la toponimia catalana. Y vimos cómo Sant Quirze se convirtió en San Quirico y Sant Cugat en San Cucufate. Así me lo contó en cierta ocasión Luis Carandell, y así lo cuento. Ahora me viene bien para la rima el resucitar aquella arbitrariedad toponímica, porque en San Cucufate se ha producido un Watergate. La prensa madrileña ha seguido con gusto y ganas las idas y venidas del teléfono del rector de la Universidad Autónoma de Barcelona (radicada en Bellaterra, al lado de San Cucufate). Según parece, el teléfono ya fue intervenido en tiempos del rector Villar Palasí, y el rector nuevo entró en las suficientes sospechas como para encargar una investigación al detective privado Vélez Troya. El decano de los Hércules Poirot del país descubrió que había una conexión telefónica en la rectoría con un radio de interferencia muy corto. Estalló el escándalo y, según parece, ya se ha llegado a la terminal de la conexión, aunque lo único que puede darse por seguro es que el presidente Nixon no tiene casi nada que ver con el Watergate de San Cucufate. El descubrimiento ha sido todo un detonante, y por los mentideros de España toda circulan miles de rumores sobre Watergates potenciales. Directivos importantes de la política y de la economía han hecho examinar sus teléfonos por si acaso, y los juristas ya han lanzado la batalla especulativa de que la legislación española no “contempla” el problema de la salvaguarda de la intimidad. Otro Watergate casi comprobado es el de una importante entidad bancaria cuyo ex director intervenía los teléfonos de sus principales colaboradores. Mi informante estaba indignado, y decía una y otra vez: “Menos mal que en muchas ocasiones le menté a la madre mientras telefoneaba a otra persona. Así se habrá enterado.” […] ¿Por qué habrán intervenido el teléfono al rector de la Universidad Autónoma de Barcelona? ¿Qué fuerzas ocultas puede manejar un rector de Universidad? ¿Era don Vicente Villar Palasí un hombre objetivamente peligroso? Es muy probable que se trate de una medida torpe y pequeña, producto de una mal digerida contemplación de películas norteamericanas o italianas y de una voluntad de jugar al control ajeno. Pero nos pone sobre la pista de que Watergate está entre nosotros, y que si el de San Cucufate se presta a un cierto cachondeo, otros habrá más graves, más determinantes, que no han tenido ni tendrán su Hércules Poirot que los descubra.

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