MÚSICA

La Polla Records os saluda

El grupo vasco vuelve con ‘Ni descanso, ni paz!’, canciones regrabadas de los tres primeros discos

Xavier Cervantes
4 min
Evaristo Páramos, de La Polla Records, a la terrassa d’un hotel de la Diagonal de Barcelona.

Barcelona“Cada uno tiene sus razones personales para volver, entre las que puedes incluir el dinero, claro, que a estas alturas y a nuestra edad no nos haremos los tontos”, explica Evaristo Páramos, cantante de La Polla Records, sobre la operación de reactivación de una de las bandas más populares del punk rock surgido en el País Vasco en los años 80. Es un retorno, después de dieciséis años, que incluye la publicación del disco Ni descanso, ni paz! y ocho conciertos en grandes recintos: dos en la plaza de toros de Valencia (20 y 21 de septiembre), dos en el WiZink Center de Madrid (11 y 12 de octubre), dos en el BEC Bizkaia Arena de Bilbao (18 y 19 de octubre) y dos en el Palau Sant Jordi de Barcelona (25 y 26 de noviembre). Los ocho con El Drogas (ex-Barricada) como telonero, y a estas alturas con casi todas las entradas vendidas.

“Pensaba que había más gente muerta de mi generación, pero parece que no han muerto tantos. Intento no dar muchas vueltas al hecho de haber vendido tantas entradas. Eso sí, todo apunta a tener claro que debemos tocar lo mejor posible”, asegura en la terraza de un hotel en la Diagonal de Barcelona. “No sabía que Sabadell estaba tan cerca”, dice mirando la sede del Banco Sabadell. Sobre los motivos del retorno de La Polla Records, hay uno muy poderoso; conseguir los derechos digitales de las canciones del grupo: “Nos estaban estafando”. Así que Páramos, el guitarrista Manolo García Sumé y el bajista Abel Murua se pusieron de acuerdo para volver a gravar diecinueve canciones de los tres primeros discos del grupo y completar el disco Ni descanso, ni paz! con un tema nuevo, el que da título a un álbum que hace un par de semanas se convirtió en el más vendido en España, por encima del de Alejandro Sanz.

Salve (1984), Revolución (1985) y No somos nada (1986) son los tres primeros discos de La Polla, los que reúnen las canciones más populares y los que en conjunto reflejan mejor el estado de ánimo de unos jóvenes de Agurain/Salvatierra, en Álava, que se expresaban a través del punk. “Había miles de grupos de punk que me gustaban: Buzzcocks, Boys, Slaughter & The Dogs, Addicts, Damned, Wire, Magazine, UK Subs... El Charlie Harper de los UK Subs es mi héroe, él y Compay Segundo, en paz descanse”.

Construir un recopilatorio con el material de los tres primeros trabajos responde, según Evaristo, a razones de justicia sonora. “Son los discos que estaban peor grabados. Con Salve ni nosotros ni los técnicos teníamos ni idea. Con Revolución pasó una cosa parecida, y además nosotros íbamos más pedos. Y No somos nada intentamos hacerlo por nuestra cuenta, pero no salió bien”, recuerda. A menudo se dice que aquellas canciones tienen una vigencia total en el presente. Evaristo, sin embargo, trata de no levantar castillos en el aire: “Hay muchas cosas en aquellas canciones que no se aguantan tan bien, y otras que sí, pero porque el mundo tampoco ha cambiado tanto”.

Relativizar el pasado

El Evaristo de 2019, a punto de hacer 59 años y en activo también al frente del grupo Gatillazo, relativiza el pasado. “Cuando tocábamos en países como Argentina había gente que venía a decirnos lo importantes que eran las letras de La Polla, y yo pensaba qué letras habría escrito si hubiera tenido un grupo durante la dictadura argentina. Me refiero a que toda esta cosa de la admiración no cuela. Admirable es que un grupo haya tenido que tocar en aquellas circunstancias. Aquí, en la democracia timo que teníamos, nos dejaban hacer y también nos daban drogas para tenernos entretenidos”, explica.

Una de las características de La Polla Records y de otros grupos del punk rock vasco de los 80 como Cicatriz y R.I.P. (“Mi grupo preferido de aquella época, con diferencia”, dice) era la manera como, en un contexto ultrapolitizado, filtraban el retrato de clase en sus canciones. Y a menudo eran retratos nada complacientes, como el de Txus, una de las canciones de Salve. “La compuse cuando iba al trabajo. Recuerdo que en aquella época llevaba una bandera comunista para joder a mi jefe y escuchaba a los Dead Kennedys. Por la mañana entraba en el bar a pedir un cigarro a los que subían a trabajar. Ya tenía la letra hecha, pero me faltaba un nombre de una sílaba, y John y Bill no me gustaban porque eran nombres guiris. Y entonces vi a Txus fumando y bebiendo un sol y sombra ¡y pum! ¡Ya lo tenía! «Ricardo es un alcohólico» no funcionaba; sin embargo, «Txus es un alcohólico», sí”.

De aquella misma época es Salve, una de las canciones de las que Evaristo se siente más satisfecho. Es que estuve cuatro años yendo a un colegio de curas que te hacían cantar en misa. Toda aquella mierda me marcó, porque el poso judeocristiano siempre te queda. Pero también puedes sobrevivir, no es tan grave. Lo que sí que marca cuando eres pequeño es pasar hambre”, sentencia antes de admitir que él no recuerda haber pasado hambre de pequeño.

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