LA BOLSA O LA VIDA

Muy Honorable Señor Presidente Illa / Incertidumbres y otras absurdidades

¿Cuántos infectados el 14-F harán falta para poder denunciar al TSJC por su irresponsabilidad?

Xavier Bosch
3 min

Muy Honorable Señor Presidente Illa

Había una vez un país (de ahora en adelante lo llamaremos autonomía) que tenía un presidente escogido democráticamente. La aritmética parlamentaria había permitido que, a pesar de que su partido no fue la fuerza más votada, en la cámara de representación sí llegó a sumar más apoyos que nadie. De repente, después de haber montado un referéndum de autodeterminación y de haber proclamado una independencia de andar por casa, una ley del Estado (la llamaremos artículo 155) fulminó a ese presidente, cesó a todo su gobierno y convocó el día de las elecciones. La gente volvió a votar y, como la democracia es terca, los ciudadanos reiteraron la confianza en el mismo presidente. Pero el Estado dijo que ese candidato -fugado- no era apto. Se propuso un plan B, pero estaba en la prisión y tampoco le dieron permiso. Del plan C incluso se puso en marcha el debate de investidura. Pero, como si fuera una casualidad, entre la primera y la segunda sesión ese presidenciable también fue encarcelado. Casi por reducción se llegó al Muy Honorable Plan D. Al nuevo presidente del país -un editor, imaginad el nivel- le tocó gestionar un gobierno de coalición que hacía aguas y una pandemia devastadora. Un día, por desobedecer, por no retirar a tiempo una pancarta en un edificio público pidiendo la libertad, también lo inhabilitaron. El país quedaba sin presidente y empezaba una cuenta atrás, imparable, hacia unas nuevas elecciones. La fecha, prácticamente, quedaba marcada de manera automática: el 14-F. El pico de la tercera oleada del virus, sin embargo, coincidía prácticamente con las votaciones y la gran mayoría de partidos parlamentarios decidieron, en nombre de la salud, aplazarlas tres meses. La justicia, sin embargo, dice que los representantes políticos tampoco pueden decidir esto. La fecha nos volverá a venir fijada. A este paso ya solo hace falta que nos digan a quién tenemos que votar. De hecho, nos olemos que también lo han decidido por nosotros.

Incertidumbres y otras absurdidades

El Tribunal Superior de Justicia de Catalunya considera que, de momento, las elecciones al Parlament se tienen que seguir celebrando el 14 de febrero. Ahora, después de esta resolución cautelar de emergencia, el TSJC se pone a estudiárselo a fondo y se compromete a que, a lo sumo, decidirá antes del 8 de febrero. Todo un detalle. Un lunes de febrero nos dirán si el domingo siguiente tenemos que ir a votar o bien si han decidido, en un ataque de sentido común, que no quieren poner en riesgo nuestras vidas no fuera caso, nunca mejor dicho, que les colgaran el muerto. Dicho de otro modo, en plena campaña electoral un Tribunal puede decidir que la suspende y que todos esos mítines y letreros de farola no han existido. En un año en el que, de enero a enero, la vida se nos ha llenado de incertidumbres, es casi una inmoralidad que tampoco sepamos poner la fiesta de la democracia en nuestra agenda. ¿De verdad que no podemos ni saber el día que votaremos? Ahora que ni siquiera las evidencias científicas duran más de un cuarto de hora, ahora que el sufrimiento económico hace que tanta gente, tantas empresas y tantos sectores no puedan saber si sobrevivirán, ahora que dudamos de que el mundo que conocíamos antes del 2020 pueda volver otra vez, la última cosa que necesitábamos es que las fechas electorales también bailen, arriba y abajo, en función de las chapuzas políticas y de un puñado de caprichos judiciales. Si en este caso el criterio de las togas pasa por delante del clamor de las batas blancas, apaga y vámonos. ¿Cuántos infectados el 14-F harán falta para poder denunciar penalmente al TSJC por su irresponsabilidad?

La mejor, para variar, Teresa Cunillera. La delegada del gobierno español en Catalunya le dijo a Gemma Nierga que ella, el 14-F, “iría a votar tranquila”. Pero poco después añadió que ella votaría por correo. El gag es inmejorable. El interesante programa matinal de La 2 y Ràdio 4 se llama Cafè d'idees. Desde ayer, Cafè d'idees brillants.

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