Messi no tiene nada que negociar con Bartomeu

El argentino acepta cobrar menos, pero no tiene margen para diferir su contrato, como hacen sus compañeros, ni ganas de llegar a ningún acuerdo con la junta actual

Xavi Hernández Navarro
3 min
Messi no vol negociar res amb Bartomeu

BarcelonaOtra semana movida nace alrededor del Barça. Después de la derrota en el clásico del sábado (1-3), la junta directiva se reúne este mediodía para hablar del voto de censura que, de acuerdo con lo que dicen los estatutos de la entidad, se tiene que celebrar el domingo y el próximo lunes, los días 1 y 2 de noviembre. El presidente, Josep Maria Bartomeu, y buena parte de sus compañeros todavía esperan que la Generalitat, que ayer anunció un toque de queda para frenar los contagios de coronavirus, acepte el aplazamiento del referéndum que amenaza su mandato o bien deje que se celebre con una única sede: el Camp Nou. De momento, sin embargo, la resolución oficial de la duda todavía no se ha producido, así que la votación se tiene que celebrar en las fechas anunciadas y en diferentes lugares.

Muy pendiente de lo que diga el Procicat, y sobre todo de lo que se decida en la reunión de la cúpula culé, estará Leo Messi, que mañana mandará a un representante legal a la primera sesión de la mesa de negociación que se ha convocado para reformular los sueldos del primer equipo en tiempo de pandemia. Junto con sus colegas de vestuario, el argentino ha conseguido que el Barça separe la realidad contractual de los futbolistas, que representa casi un 70% del presupuesto, de la del resto de los trabajadores azulgranas. Han hecho falta tres burofaxes para ablandar la primera voluntad del club, que sobre la marcha ha ido cerrando ampliaciones con determinados jugadores, como Ter Stegen, Lenglet, Piqué o De Jong, para espaciar el pago de sus remuneraciones durante más temporadas de las pactadas inicialmente.

Esta estrategia, que justifica de facto la demanda del vestuario de negociar acuerdos privados para intentar ajustarse a la coyuntura económica actual, no funcionará con el jugador mejor pagado de la plantilla. Messi acepta cobrar menos de los casi 50 millones limpios que se embolsa por temporada, pero no tiene margen para diferir su salario –y la prima de final de etapa que tiene pactada– por una razón muy sencilla: acaba contrato dentro de ocho meses. Ahora bien, más importante que esto es que no tiene ganas de llegar a ningún acuerdo con Bartomeu, que este verano le negó la salida después del 2 a 8 de Lisboa y forzó la marcha por la puerta trasera de su mejor amigo, Luis Suárez.

En el caso del argentino, la reformulación salarial que se impone a corto plazo en el Barça es un tema más institucional que económico. A pesar del mensaje de unidad que mandó hace unas semanas después de criticar la falta de proyecto y las maneras de la junta con Suárez, su pulso con Bartomeu se mantendrá en la mesa de negociación por más que Piqué, capitán igual que él, ya haya arreglado su rebaja por su cuenta. Fuentes del proceso consultadas por el ARA apuntan que Messi lo pondrá difícil no solo por su nula relación con la junta sino también porque tiene apoyos en el vestuario que todavía secundan su posición a pesar de que tengan más margen de maniobra que él porque sus contratos no vencen el 30 de junio, sino más adelante. Las mismas fuentes sospechan que la respuesta del club en los próximos días, siempre que la moción no prospere, será buscar acuerdos precisamente con estos apoyos con un objetivo claro: aislar al 10. “Han pasado del totum revolutum del principio a querer fomentar una división interna”, sentencian.

Con el nuevo presidente

Mañana, tal como marca el Estatuto de los Trabajadores, los representantes de los jugadores se sentarán por primera vez en la mesa de negociación salarial. Lo harán en paralelo a lo que pueda pasar con la junta directiva, que podría incluso dimitir en caso de tener que exponerse en un referéndum sobre su gestión. Si esto pasara, los futbolistas entienden que el proceso se tendría que parar, según fuentes conocedoras de todo, “hasta que hubiera una directiva nueva, puesto que una gestora [ente que gobernaría el club hasta unas elecciones] tiene un margen limitado de actuación”.

Con el calendario en la mano, unos comicios anticipados tendrían lugar a principios del año que viene, lo cual aplazaría la negociación salarial durante unos meses en los que la vida contable del club no se pararía. En este escenario probable, los agentes esperarían a volver a empezar las conversaciones con la nueva directiva porque los emolumentos de la mayoría de los jugadores del Barça se abonan “en cantidades mensuales relativamente pequeñas y dos grandes pagos en invierno y a final de curso”. Es decir, que la urgencia está, pero no es acuciante.

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