A prueba de pactos

La política, en realidad, es el pacto que hacemos con nosotros mismos escogiendo una forma de vivir

Natza Farré
3 min

La sensación es que no se acaba nunca. Que el día siguiente del día siguiente es siempre un gran embrollo. Y grande no sé, pero agotador seguro. El tejido de pactos que se extiende ante nosotros solo puede digerirse desde dentro de la política. Se hace difícil, fuera de este ámbito, tirarse tan duramente los trastos a la cabeza la semana antes y reconciliarse enseguida a favor de una legislatura con no sé cuántos brazos abiertos. La democracia se convierte en un problema matemático con muchas soluciones posibles, y la perplejidad de quien lo mira desde lejos, pero desde dentro, es profundamente desconcertante. Un poco al contrario de lo que le pasaba a Íñigo Errejón cuando le preguntaban sobre la decisión de suspender a los diputados presos y dijo que el tema le pillaba lejos, concretamente en la luna de Madrid. Las elecciones municipales son una especie de Festival de Eurovisión, donde el exceso de excentricidad y mal gusto siempre encuentra a su público impúdico entre los electores. José María Urbano, el alcalde de Estepona, famoso por su tobogán efímero, ha sido el alcalde más votado de España. Ahora podrá lanzar los vecinos con una catapulta para salvar los desniveles.

Claro que llega un momento en el que nos cansamos. El rey Juan Carlos, por ejemplo, dice que se retira de la vida pública. Digo yo que cuando se retire de la vida será recordado con todos los honores por los que veneran la monarquía, no vaya a ser que encontráramos pegas a la idea de Franco y al papel de bisagra entre el anacronismo y la Transición, los hits de una época interminable. Un rey que solo ha pedido disculpas por matar elefantes después de haberlos matado. Por cierto, ahora que ya no lo verá nadie puede ir a matar a estos animales preciosos en Botsuana, porque el gobierno del país africano ha levantado la prohibición de cazarlos. También puede ir a sacar número para subir la cima del Everest, que pronto será una de las próximas destinaciones del Imserso, si es que no está ya incluida en la lista. Cuando el ser humano se pone por encima de toda la naturaleza solo puede llevar a la catástrofe. Pero el sonido de las alertas es más leve que el peso de una pluma. Un rey se va y siempre hay otro de recambio. Despertadme cuando la monarquía se retire, no los reyes.

En el Tribunal Supremo hay sesión de cortometrajes que se pasan sin orden ni contexto y sin comentarios por parte del jurado. No hay pacto. Se ha decidido así, unilateralmente. Excepcionalmente. La rebelión no puede demostrarse tampoco en imágenes, pero ya no hay que demostrar nada, porque la verdad es la mirada de cada una de las partes. También hay vía libre para hacer el ridículo en la sala y empezar la sesión sin que hayas hecho los deberes. No te hace falta ni la excusa de que se los ha comido el perro. La buena noticia es que una jueza, finalmente, ha permitido que Tamara Carrasco pueda salir de Viladecans. Acaba así el castigo injusto y desproporcionado que la ha llevado a vivir durante más de un año en confinamiento. Espera un juicio pero sin sentencia, ya ha vivido la pena. Es suficiente con una careta, un silbato y una papeleta del 1-O para que te acusen de terrorismo y para que, cuando te retiran la acusación, te mantengan el castigo. La represión funciona porque tiene muchos cómplices.

Hoy y mañana y al día siguiente seremos carne de desánimo. Pero hoy y mañana y al día siguiente deberemos sobreponernos. La política, en realidad, es el pacto que hacemos con nosotros mismos escogiendo una forma de vivir. Con la plena conciencia de que nuestra vida va ligada a la del mundo que nos rodea. A todas las personas, las bestias y los paisajes. A lo que nos fascina y a lo que no nos gusta nada. Somos la voz y somos el silencio. Convivimos a base de pactos. También con el diablo.

stats