CRÍTICA DE TV

Pornografía política

Lo que Pedro Sánchez decía hace tres años ahora es ciencia ficción

Mònica Planas
2 min

El domingo por la noche Salvados realizó un experimento curioso. Invitaban a Pablo Iglesias a visionar una conversación que el programa había mantenido con cuatro militantes. Dos de Unidas Podemos y dos del PSOE. Teóricamente, el ejercicio se tenía que hacer, también, en presencia de Pedro Sánchez, que no aceptó la invitación siguiendo la estrategia mediática electoral de aparecer lo menos posible. En la sala de un antiguo cine porno, Gonzo y Pablo Iglesias seguían la proyección del debate cordial que mantenían Trini, Miguel Ángel, Enrique y Cristina. El casting era excelente. Personas que interaccionaban con claridad pero que a la vez sabían sintetizar muy bien sus puntos de vista. El tema de conversación era, sobre todo, la imposibilidad de sus partidos de llegar a un pacto para gobernar. Además, también se incluyeron fragmentos de una entrevista que Jordi Évole le hizo al líder socialista hace tres años y una tertulia del 2017 en el que ya participaron dos de los militantes que colaboraban en el presente Salvados.

El ejercicio televisivo era entretenido e ingenioso por diferentes motivos. Primero, porque permitía ver como el líder de un partido se enfrentaba a las críticas y reflexiones de la base. Se evidenciaba así el abismo que separa la política militante, llena de lógica, argumentos e ideales, y la política de la élite, con más subterfugios, más opaca y con filigranas argumentales. También era útil para confirmar que la política no resiste la hemeroteca. Lo que Pedro Sánchez decía hace tres años es ahora ciencia ficción. Escucharlo destapa los engaños y la farsa propia de lo que se proyectaba en aquella sala X años atrás: pornografía barata. Ciertamente, dejaban desnudo al candidato, en lo parecido a casi una venganza por no haber querido colaborar. Durante la emisión también constatamos que ascender en la estructura del partido es directamente proporcional al incremento de prudencia en los razonamientos e inversamente proporcional al espíritu crítico. Lo comprobamos con la socialista que hace dos años afirmaba ante las cámaras que quería romper el carné de militante. Esta vez -Gonzo aclaró a la audiencia que actualmente era diputada en las Cortes valencianas- no sólo le habían pasado las ganas de romper el carné sino que su espíritu crítico y combativo se había suavizado.

Finalmente, en la entrevista que le hizo el presentador del programa, Pablo Iglesias supo jugar sus cartas. Eso sí, se hizo evidente que el discurso del político se ajusta mucho al contexto del programa donde se encuentra. Con Pablo Motos en Antena 3, ante un presentador de efluvios conservadores y españolistas, fue mucho más ambiguo y moderado. Mientras que a Gonzo, de talante más progresista, intentó hacerle un estriptis argumental más izquierdista. Con todo, el juego de espejos que proponía Salvados hacía que sus palabras tuvieran un valor relativo. Si en la próxima campaña electoral le ponen las respuestas actuales, es posible que veamos como se queda en pelotas.

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