CRÍTICA DE TV

“Un espectáculo de mierda”

Nos encontramos con dos abuelos, Biden y Trump, discutiendo en un escenario teatral y rancio

Mònica Planas
2 min
Donald Trump i Joe Biden durant el primer debat electoral abans del 3 de novembre

Un debate con una media de edad de 74 años entre Trump, Biden y el moderador, Chris Wallace. Y el decorado estaba a la altura de esta juventud. Desde 1992, con el debate Bush-Clinton-Perot, el set del plató es prácticamente idéntico. Hace dieciocho años que no han cambiado nada. Y en televisión, dieciocho años es una eternidad. En un mundo que se ha convertido en una gran interfaz y en el que todo es digital, nos encontramos con dos abuelos discutiendo en un escenario teatral y rancio, para ver quién es el hombre más poderoso del mundo. La Comisión de Debates Presidenciales, el organismo que gestiona el debate, se cobija en las formas de la tradición. Si manipuláramos la imagen y volviéramos al blanco y negro del primer debate entre Nixon y Kennedy en 1960, la puesta en escena no cambiaría mucho. Todo es tan estático que el realizador apenas tiene que trabajar. A nivel visual, buena parte del tiempo la pantalla queda partida en dos mitades donde los candidatos discuten.

Donald Trump transgredió el género del debate político para arrastrarlo a los códigos televisivos que él domina: los del entretenimiento. Interrupciones, desafíos, descréditos y amenazas. Es el estilo propio del reality show, en el que se anulan los argumentos para llevar la batalla al terreno de los bajos instintos y las emociones. El moderador y Joe Biden no tienen las herramientas para moverse cómodamente en este contexto más salvaje mientras que Trump se recrea en él. Wallace ve como poco a poco su estructura de seis bloques y respuestas de dos minutos sin interrupción va volviéndose más caótica. Desesperado, regaña a Trump: "Señor presidente. Su equipo de campaña ha estado de acuerdo en que tendrían respuestas de dos minutos ininterrumpidas. ¿Por qué no respeta lo que su equipo ha acordado?” Un Biden descolocado al principio ríe ante los ataques como un mecanismo de defensa. Poco después ya se siente abrumado por el sarcasmo constante de Trump y el hecho de que él no pueda hablar ni siquiera cuando es su turno. “Will you shut up, man?”, exclama desesperado. “Oh! Give me a break!”, lamenta Biden cuando no puede continuar. En un ataque de chulería, el argumento de Trump es muy sencillo: “Esto es así”. Y Biden le responde una de las grandes verdades de la noche: “Esto es así porque tú eres quien eres”. El presidente de los Estados Unidos lo saca de quicio cuando le recuerda el problema de su hijo con las drogas. Es el único momento en el que el demócrata manda un mensaje contundente mirando a cámara y diciendo que su hijo se ha rehabilitado y que está orgulloso.

Después del debate, los especialistas de la CNN están horrorizados de lo que acaban de ver. Dana Bash, corresponsal jefe de política de la cadena, resume con contundencia lo que acaba de ver: “That was a shitshow!” (“¡Ha sido un espectáculo de mierda!”). Su colega, corresponsal jefe en Washington de la cadena, busca más matices: “Ha sido auténtico caos dentro de un contenedor de basura incendiado en un tren que descarrilaba. Ha sido el peor debate que he visto nunca. Ni siquiera ha sido un debate. Ha sido una desgracia. El pueblo norteamericano es quien ha perdido esta noche. Ha sido horrible”. Y esto es así porque Trump es quien es.

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