Crítica tv

Las mujeres de los genios

Es desesperante ver cómo mujeres con talento lo sacrificaron para servir a los hombres que amaban

Mònica Planas
2 min

En la plataforma Amazon Prime puede encontrarse una serie producida por National Geographic que cada temporada profundiza en la biografía de grandes celebridades mundiales: 'Genius'. De momento hay una dedicada a Albert Einstein (interpretado por Geoffrey Rush) y otra dedicada a Pablo Picasso (con Antonio Banderas haciendo del pintor). La primera está mejor que la segunda, y no sólo porque la genialidad del protagonista quede más bien justificada: narrativamente hay más conflictos y resulta algo más trepidante. Es una serie bien hecha en cuanto al rigor histórico, y se documenta en las biografías más acreditadas. Televisivamente juega a crear imágenes y escenas que reproducen fotografías de archivo. Son hábiles también a la hora de no limitarse al protagonista sino a todo tipo de celebridades coetáneas con quien se relacionó, de modo que se produce, más allá del relato biográfico, una perspectiva histórica más global. En el caso de Einstein, descubrimos a otros científicos relevantes y sus descubrimientos, y la forma en que influyeron en los progresos del maestro de la física. Con Picasso, por ejemplo, retrata la Barcelona en la que se formó inicialmente como artista y el ambiente del local barcelonés Els Quatre Gats, incluyendo a toda una generación de pintores modernistas catalanes (que seguramente darían para otra serie). Más allá de alguna licencia visual -como querernos hacer pasar la fachada del Palau de la Generalitat por la de la Academia de las Artes de Madrid-, el cuidado que la serie pone en la fidelidad histórica y en los detalles es loable.

Ambas temporadas de 'Genius' tienen en común un elemento muy destacable: la relación de estos genios con las mujeres. Por el peso que tiene en el guión y en la construcción de la historia, parece haber sido un hecho decisivo a la hora de despertar el interés televisivo. Tanto Einstein como Picasso fueron genios, pero atormentaron a las mujeres con las que convivieron o mantuvieron relaciones (que no fueron pocas): las engañaron, se aprovecharon de ellas, las menospreciaron e incluso las maltrataron a pesar de haber sido, en la mayoría de casos, personas clave y determinantes en su trayectoria personal y profesional. Es desesperante ver, a lo largo de las dos temporadas, cómo mujeres con talento sacrificaron sus carreras para estar al servicio de los hombres que querían, y como ellos las despreciaron, no sólo a nivel personal sino también minimizando su dimensión profesional. Se aprovecharon de los conocimientos y el trabajo de ellas pero nunca las reconocieron por sus méritos.

Como espectador, este paralelismo entre las dos biografías acaba llevándote a reflexionar sobre si el egoísmo, el egocentrismo, el individualismo, la competitividad y la depredación sexual son inherentes a la genialidad y al éxito masculino. En cualquier caso, es significativo que, a la hora de abordar la biografía de un genio, la mejor manera de retratarlo sea a través de sus mujeres.

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