'Blue Monday': ¿el día más triste del año?

No tiene ninguna base científica, pero la cuesta de enero no solo afecta a nuestro bolsillo

Jordi Garrigós
5 min
El dia més trist de l’any?

BarcelonaEl calendario de cada año viene repleto de días oficiales. El de los Enamorados, el de la Paz, el de los Animales... casi cada día tenemos una jornada para reivindicar colectivos, anhelos y sentimientos con los que empatizar más o menos. Hemos llegado a tanta oferta de días internacionales de algo que, a menudo, son vistos como un hecho superficial que nadie se toma muy en serio. Pero hay excepciones: los que son realmente importantes y tienen seguimiento porque ayudan a visibilizar problemas sistémicos y reiterados, como el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres (el 25 de noviembre) o el Día Internacional de los Derechos de la Infancia (20 de noviembre).

Uno de los motivos por los que tampoco se hace mucho caso de algunas festividades globales es por las que se han creado artificialmente y con el fin de hacernos rascar el bolsillo. El caso más popular es el del Black Friday, que se celebra un día después del Día de Acción de Gracias, tan tradicional en los países anglosajones, o la que nos ocupará este lunes, el Blue Monday, que cada año es el primer día de la tercera semana de enero.

Una fórmula matemática

En las próximas horas nos hartaremos de oír que vivimos el día más triste del año. Llamado literalmente Lunes triste (Blue Monday), tiene poco que ver con la mítica canción de New Order y mucho con campañas publicitarias pensadas por un departamento de marketing. El término comenzó a emplearse en 2005, cuando Cliff Arnall, profesor de psicología de la Universidad de Cardiff, firmó un estudio en el que se determinaba cuál era el día más triste del año. La fecha exacta sale de una fórmula matemática que tiene en cuenta diversas variables y el resultado determinó que era el tercer lunes de enero, que en 2021 cae en día 18 y que será, según esta teoría, el día más triste del año. "No hay ninguna evidencia científica de que sea el más triste ni que, en general, el ánimo de la población sea más bajo", aclara de entrada la psicóloga especialista en Psicología Clínica Romina Cortizo.

La fórmula para llegar a establecer la jornada exacta tiene en cuenta varios elementos que pueden influir en el ánimo de la gente: la presión económica por los gastos de Navidad sumada a que aún faltan días para cobrar la nómina de enero, el frío y la oscuridad típicos del invierno, el tiempo que nos queda para las próximas vacaciones, la desmotivación, el incumplimiento de los propósitos de Fin de Año... Aunque es evidente que son preocupaciones reales y habituales que tienen las personas en estas fechas, la realidad es que el estudio de este profesor era, realmente, la estrategia publicitaria de una prestigiosa agencia de publicidad, la estadounidense Porter Novelli, hecha para una agencia de viajes inglesa.

El objetivo de la campaña era vender más billetes de avión en un mes tradicionalmente pobre para el sector. Esta finalidad ha sido aprovechada por multitud de establecimientos que promocionan que es "el día más triste del año" para ofrecer descuentos al consumidor con la intención de subir el ánimo. "Que una estrategia de marketing diga cuándo tenemos que estar tristes como si a todos nos afectara lo mismo es una tontería y un motivo más para vendernos la felicidad", asegura la psicóloga especialista en psicoterapia Olga Moreno. Aunque sea prácticamente imposible encontrar a un solo terapeuta que defienda la fórmula del Blue monday, la campaña, hoy en día conocidísima, se estudia como un caso de éxito en escuelas de publicidad de todo el mundo.

Un mes que hace bajada

Aunque eso de determinar cuál es el día más triste del año tenga una lógica únicamente comercial, la realidad es que el mes de enero mantiene una estrecha vinculación con la tristeza. Para entender por qué se asocia tradicionalmente con la aflicción, primero hay que aprender que en el día a día el estado de ánimo va presentando fluctuaciones: "Nuestras emociones no son, ni deben ser, una línea recta en la que no hay alteraciones, sino que varía según los diversos factores estresores con los que nos vamos encontrando", explica Romina Cortizo. Estos elementos que nos alteran el ánimo, sea para bien o para mal, son los que casi todos habremos sufrido alguna vez en la vida: problemas derivados del trabajo, relacionados con salud, cuestiones de pareja y relaciones sociales... preocupaciones que forman parte de nuestra cotidianidad.

Lo que nos pasa en enero es que a estos rasgos comunes que no hacen fiesta por vacaciones hay que añadir los propios de estar en pleno invierno y de haber celebrado las fiestas de Navidad. "La Navidad es una época que nos distrae de la realidad cotidiana", explica Olga Moreno. "Son días en los que estamos alegres y nos sentimos llenos de energía. Gastamos, compramos, invitamos y quizás tenemos fiesta en el trabajo. Todo nos lleva a ser felices y no pensar demasiado. El problema es la vuelta a la realidad y las obligaciones, que se nos puede hacer un poco pesada", aclara la especialista. La lista de elementos que pueden generar cierta ansiedad o empeoramiento anímico en estos días es larga pero conocida por todos: la desregulación horaria y alimentaria de los días de celebración, los gastos realizados muy por encima de lo habitual o las perspectivas de no descansar hasta Semana Santa.

Una Navidad con más presión

Como hemos visto, las fiestas navideñas suelen conllevar cierta fluctuación en el ánimo, pero a las de este año se les ha añadido un elemento especialmente desestabilizador: las preocupaciones debido al covid-19. "La incertidumbre ante la situación epidemiológica y todo lo que conlleva suma mucho, la ansiedad y la tristeza son emociones básicas tan propias y necesarias para el ser humano como la alegría y cumplen una función adaptativa, nos ayudan a mantenernos alerta, buscar soluciones, tomar decisiones, resolver problemas y evitar situaciones que nos hagan daño", detalla la psicóloga Romina Cortizo. Una conclusión esperable: la pandemia ha sido el gran estresor de unas semanas en las que intentar organizar las fiestas ha supuesto un rompecabezas para muchas familias catalanas.

Sin embargo, normalmente enero no es un mes en el que los psicólogos sumen trabajo extra, como mínimo con pacientes adultos. "Pueden aumentar las demandas de tratamiento especialmente en niños y adolescentes. El motivo es más para el rendimiento escolar y los resultados académicos del primer trimestre que otros”, concluye Olga Moreno.

Acabar con el estrés

Este lunes leeremos en muchos lugares y veremos en redes a mucha gente asegurando que nos encontramos en el día más triste, pero eso solo lo sabe cada uno. Para saberlo de verdad habrá que repasar los estresantes que hemos podido tener últimamente y tratar de averiguar los motivos de nuestra bajada de ánimos. "Las fluctuaciones no son un proceso patológico y las personas solemos tener mecanismos de autorregulación eficaces que nos ayudan a controlarlas", dice Cortizo. La psicóloga recomienda algunos remedios para enfrentarnos a una situación de inestabilidad: "Hay varios factores que suelen ser eficaces para ayudarnos a tener controlado el estrés. El autocuidado, ser regular en nuestros hábitos, el ejercicio físico, el apoyo social... son muy positivos", dice esta experta. En definitiva, queda claro que si este lunes nos encontramos con el ánimo un poco alterado, no será debido a lo que diga una fórmula matemática, y si estamos tristes hay que recordar que la compra no suele ser una solución.

¿De donde salen todas estas fechas?

Blue Monday (tercer lunes de enero)

La compañía de viajes inglesa Sky Travel hacía tiempo que había detectado una bajada del volumen de ventas en enero. Para incentivar la compra ideó la fórmula matemática del Blue Monday, el día más triste del año. Faltaba una firma que diera cierta legitimidad científica al asunto, así que el profesor de la Universidad de Cardiff Cliff Arnall lo aceptó a cambio de, según dicen, una buena retribución. Las tiendas quieren alegrar el día con descuentos, pero científicamente se considera un fraude.

Black Friday (cuarto viernes de noviembre)

Es el pistoletazo de salida de las compras navideñas en los Estados Unidos y en Canadá, el día de después de Acción de Gracias. Hay varias teorías alrededor del origen, que aparece por primera vez asociado a la crisis financiera del oro a finales del siglo XIX. Aún así, se ha acabado aceptando que el término black está relacionado con el hecho que los comercios pasen de tener números rojos a negros con las ganancias económicas de la campaña de Navidad.

El Día del Padre / El Día de la Madre (19 de marzo / 2 de mayo)

Estas son festividades familiares amplificadas por razones comerciales. El Día de la Madre y el del Padre se celebran en Catalunya desde la época franquista y los dos coinciden con que fueron grandes establecimientos de la época los que los popularizaron. José Fernández Rodríguez, director de Galerías Preciados, hizo grandes inversiones de publicidad en radio y prensa para anunciar el Día del Padre en los sesenta. Después se sumaría el Día de la Madre y entraría en la batalla El Corte Inglés.

San Valentín (14 de febrero)

Un día que no ha terminado de arraigar en Catalunya. ¿El motivo? Aquí el día de los enamorados es el 23 de abril, fiesta de Sant Jordi. Sin embargo, los comercios siguen intentando conseguir que regalemos cosas a la persona a quien queremos el 14 de febrero, fecha celebrada en todo el mundo. Se conmemora la muerte de San Valentín de Roma, en 273, un mártir que como sacerdote que era se dedicó a oficiar bodas según el rito cristiano cuando esto estaba prohibido en todo el Imperio Romano.

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