La 'dama de negro' deshace el bluf Sánchez-Iglesias

El silencio de la ministra de Trabajo, clave en el alcance cero del pacto con EH Bildu

Ernesto Ekaizer
4 min
Imatge de la trobada virtual del Cercle d'Economia, amb Javier Faus, Valdiri Dombrovskis i Nadia Calviño.

MadridLa quinta prórroga del estado de alarma ha sido una partida de póquer, a cuenta de la salud -la prórroga se solicitaba para proteger la salud de los ciudadanos- donde se ha consumado un bluf.

¿Bluf?

El Diccionario de la Real Academia Española lo define así:

Montaje propagandístico destinado a crear un prestigio que posteriormente se revela falso.

Persona o cosa revestida de un prestigio falto de fundamento.

Fanfarronada, acción intimidatoria hecha por quien no cuenta con los medios para cumplir su amenaza.

Durante el debate del pasado miércoles 20 de mayo, la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, señaló en su primera intervención que su formación estaba negociando con el Gobierno la derogación “integra” de la reforma laboral. Esperaba, dijo, llegar el mismo miércoles a un acuerdo con el Ejecutivo, del cual dependía el sentido de su voto, que se debatía entre el `no y la abstención´.

En su réplica a los grupos, Pedro Sánchez agradeció a la portavoz de EH Bildu su abstención y recordó “el compromiso de investidura que se puede materializar claramente en un gran acuerdo de distintas fuerzas progresistas, como también con la suya [mirando el papel que llevaba escrito], pues el de derogar la reforma laboral permanece indeleble”.

Sánchez añadió que la intención del Gobierno una vez se supere la situación de "emergencia sanitaria" es "retomar las prioridades de la legislatura".

La portavoz de EH Bildu se dirigió después al presidente del Gobierno. “Se me ha adelantado usted un poco, ha dado por hecho nuestra abstención, lo que me permite no tener que alargar mi intervención”, dijo,

Pero, además, tomó las palabras de Sánchez como el sí al pacto que EH Bildu estaba negociando con la portavoz del PSOE, Adriana Lastra. “Entiendo que han aceptado el acuerdo para la derogación íntegra de la reforma laboral. Cuando hay voluntad política se ve que es posible”.

En la negociación, en la que también participó Pablo Echenique, portavoz del grupo confederal Unidas Podemos, Lastra propuso como condición que el pacto se anunciase después del cierre de la sesión. EH Bildu entendió que si eso facilitaba firmar el acuerdo no tenía objeciones. El PSOE no quería provocar el enfado de Ciudadanos y poner en peligro los 10 votos de apoyo a la prórroga.

El acuerdo, difundido sobre las nueve de la noche, hablaba de “derogación íntegra” y establecía que deberá "ser efectiva antes de la finalización de las medidas extraordinarias adoptadas por el Gobierno en materia económica y social derivada de la crisis originada por el COVID-19".

Lastra, que más tarde dijo no haber estado presente en la redacción del acuerdo, rectificó con una nota emitida sobre la medianoche estilo Donde dije digo digo Diego la versión original

La ministra de Economía y vicepresidenta tercera, Nadia Calviño, que ignoraba el pacto, persuadió a Sánchez, nada más conocer la noticia, de que se trataba de un error que producía inseguridad jurídica ante la recesión que se avecina. El presidente encargó a Lastra la rectificación. Ya no se trataba de “derogar de manera íntegra” la reforma laboral: la reforma sería parcial y relativa a las cuestiones "más lesivas" de dicha reforma.

Pablo Iglesias reaccionó este jueves en defensa del acuerdo original, con la afirmación de que se estaba obligado a cumplirlo “Voy a ser cristalino: Pacta sunt Servanda” declaró citando la célebre locución latina según la cual se debe honrar los acuerdos. La ministra de Igualdad, Irene Montero, insistió en esa idea: “Lo que se firma se cumple”.

El terremoto llevó a los sindicatos a expresar su oposición y a la patronal CEOE a anunciar su marcha de la mesa de diálogo social.

A todo esto, la ministra de Trabajo, cuyas relaciones con Pedro Sánchez son cada vez más estrechas, y que trabaja con sus equipos en un borrador de dicha reforma, permaneció en silencio.

Las fuentes consultadas señalan que si bien Sánchez conocía, según puso en evidencia en su intervención en el debate del Congreso, las negociaciones con EH Bildu, ignoraba la literalidad del acuerdo alcanzado. Lastra, a su vez, se desentendió, según dijo, de la redacción.

La defensa del pacto por parte Pablo Iglesias y de Irene Montero indicaría, según esas fuentes, que se ha buscado en el pacto con EH Bildu una compensación de los dos acuerdos del gobierno con Ciudadanos para prorrogar el estado de alarma.

EH Bildu, que se había abstenido en las anteriores cuatro votaciones, jugó a ser como el Partido Nacionalista Vasco (PNV), es decir, conseguidor de ventajas, un hecho que utilizará en la campaña de las elecciones vascas del 12 de julio. Y ello a pesar de su negativa a condenar el mismo miércoles 20 el ataque al domicilio de la líder de los socialistas vascos, Idoia Mendia, donde radicales arrojaron pintura roja y octavillas con la palabra asesina.

El gol en propia que se han marcado Sánchez e Iglesias es probablemente el paso en falso más estrepitoso desde la formación del gobierno de coalición.

Y todo bajo el silencio de Yolanda Díaz, la ministra de Trabajo a quien corresponde el peso de cualquier reforma laboral.

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