Iglesias-Errejón-Urban: ¿pacto de contención?

Iglesias, después de la arremetida de los suyos contra Errejón, se eleva por encima de los dos bandos.

Ernesto Ekaizer
3 min
Pablo Iglesias i Íñigo Errejón durant la manifestació dissabte en solidaritat amb el poble grec a Madrid. EFE

Ayer el grupo parlamentario de Podemos en la Asamblea de la Comunidad de Madrid dejaba escapar las columnas humeantes de su campo de batalla, en el que el portavoz José Manuel López era destituido por un ajustadísimo resultado de 14 a 13 votos, y sustituido por Lorena Ruiz-Huerta, próxima al partido Anticapitalistas que lidera Miguel Urbán. También ayer, el mismo día, Pablo Iglesias difundía un video en el cual lee una carta a los militantes y simpatizantes: pide perdón “por haceros pasar esta vergüenza”, una referencia a los enfrentamientos públicos entre pablistas y errejonistas en redes sociales y medios de comunicación.

El mensaje, mandado ahora, aprovechando una carta de Navidad que le ha enviado la conocida como “abuela de Podemos”, la extremeña de 71 años Teresa Torres Peral, en la que expresa su protesta por los enfrentamientos internos, es “contención”.

“Creo –escribe Iglesias- que todavía podemos parar esta espiral de torpeza, y tengo la obligación de intentarlo. Se lo debo a Teresa y os lo debo a todos y todas porque para eso me elegisteis”.

Iglesias, después de la arremetida de los suyos contra Errejón, se eleva por encima de los dos bandos. “Sé que los compañeros y compañeras que salieron a defenderme lo hicieron con la mejor intención, que no quisieron callarse más… Les pido que dejen de hacerlo. Hay algo más importante que responder a las acusaciones aunque se tenga razón...: la dignidad de quienes confían en nosotros…”

¿Quiere desinflar ahora Iglesias el suflé interno en Podemos? Se viene hinchando por lo menos desde las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015. Si se quiere, el ingrediente de las claras, que deben ser montadas con firmeza, fue la personalísima orientación de Pablo Iglesias tras esas elecciones –su exigencia de la vicepresidencia cuando Pedro Sánchez se encontraba reunido con el rey Felipe VI en la Zarzuela, entre otras- y el fracaso de la investidura del líder socialista.

Sigamos con el símil culinario. El calor que sube en el horno y que permite a las claras montadas ganar aire lo aportó, ante las elecciones del 26-J, el impulso de Iglesias a la coalición con el partido al que había ninguneado –Izquierda Unida- y la frustración de las expectativas con la pérdida de más de un millón de votos.

Nada de esto es objeto de debate autocrítico en Podemos. En cambio, se discute sobre el estilo de dirección, el grado de apertura hacia otros partidos y sectores de la sociedad y la formulación de propuestas parlamentarias y de movilización social. Esto enfrenta a Iglesias y Errejón.

Seguro de que Errejón era una “corriente” o una “facción”, Iglesias convoca por su cuenta el congreso para el 10, 11 y 12 de febrero, idéntica fecha al del Partido Popular, y somete a votación la metodología –programa y dirigentes- a seguir en dicha asamblea. Pero la sorpresa es que Iglesias no gana de calle a Errejón ni mucho menos: solo por 2.411 votos. Viene luego la destitución del errejonista López el viernes 23 y la respuesta de Errejón: “Este no es el camino”. A lo que Iglesias y los suyos, Pablo Echenique e Irene Montero, entre otros, responden con la campaña IñigoAsíNo.

Y ahora viene la "contención" para evitar que el congreso de la plaza de toros Vistalegre se convierta en el iceberg contra el que enfila este Podemos, y termine por provocar su hundimiento. Las tres partes contratantes -Iglesias, Errejón y Urbán- tienen interés en ello.

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