Cuando la cantidad no deviene en calidad

A vueltas con la masa violenta

Ernesto Ekaizer
3 min
La policia Nacional carrega contra la gent a l'institut Jaume Balmes.

MadridLos agentes de policía se suceden en la silla de testigos con la misma plantilla de argumentos – el 1-O la masa era violenta y los Mossos d’Esquadra se escondían, eso en el mejor de los casos-, pero la acumulación y repetición no supera lo que ya es más de lo mismo. Y aunque existe el esfuerzo de enfatizar y consolidar esa violencia, los materiales no dan de sí.

Por ejemplo, un policía explica que en la Escuela Oficial de Idiomas las gentes “habían colocado mesas y pupitres como formando una barricada”.

La palabra barricada o el verbo atrincherar surfean entre los breves relatos: se envuelven los choques y enfrentamientos en los colegios de votación con un lenguaje bélico, revolucionario. Pero la fuerza de las palabras no puede sustituir a los hechos.

La cantidad de testigos y la repetición de los mismos insultos, el clima de odio y los botes de refrescos arrojados, cuando no son vallas, sobre los agentes, difícilmente consigue transformarse en la calidad de la violencia típica del delito de rebelión, es decir, el alzamiento violento y público. Son tres conceptos: alzamiento, violento, público. Y se trata de una violencia idónea cuya intensidad es proporcionada al fin que se busca en la rebelión que defiende la Fiscalía, es decir, la violencia idónea para el intento de subvertir el orden constitucional y separar a Cataluña de España por la fuerza. Un orden que se ha garantizado con la aplicación del artículo 155 de la Constitución, que no ha conocido desafío alguno -ni trincheras ni barricadas, vaya- creando la situación para convocar elecciones autonómicas en sesenta días.

Y, por otra parte, después de los testigos de la Fiscalía, y de los citados por la Abogacía del Estado y la acusación de Vox, llegarán a esa silla los de la defensa para debilitar a sus antecesores. Y, finalmente, los videos y documentos.

El cansancio se deja sentir. Ayer, Benet Salellas, abogado de Jordi Cuixart, al oir por enésima vez salir de los labios del agente de policía la palabra masa con esa pronunciación que evoca la existencia de peligro, preguntó:

-Cuando habla de masa, ¿se refiere a ciudadanos manifestándose frente a los colegios?

El presidente del tribunal Manuel Marchena ya estaba incómodo.

Salellas: Estoy intentando saber que es masa.

Marchena: La pregunta no es pertinente. Llevamos veinte sesiones y usted quiere enterarse sobre la masa en términos policiales. Quiere debatir con el testigo para ver lo que es masa…

Salellas: que conste mi protesta.

¿Y cuál es el problema? Las defensas pueden pedir al testigo aclaraciones y matizaciones.

Es evidente cuál es el motivo de la utilización sistemática de la palabra masa. La identificación conceptual con una situación prerevolucionaria o revolucionaria, con el alzamiento violento y público de la rebelión o el alzamiento público o tumultuario de la sedición. La masa. Al fin y al cabo, ¿no se preguntaba Ortega en su obra más famosa “por qué las masas intervienen en todo y por qué sólo intervienen violentamente” (La rebelión de las masas, 1930)?

Estos días ha circulado el rumor de que el tribunal desea que los informes sobre conclusiones definitivas -previsiblemente a finales de junio o primeros de julio- sean muy concisos y breves. Sin embargo, fuentes consultadas señalan que no será así, que si el presidente del tribunal suele cortar aclaraciones o precisiones en esta fase testifical precisamente con el argumento de que las partes ya podrán explayarse en sus informes finales no será para imponer, cuando llegue el momento, limitaciones de tiempo a la exposición. Un juicio que puede durar cinco meses – suponiendo que el “visto para sentencia” sea pronunciado entre el 12 de junio y el 12 de julio- no se va a despachar con informes exprés, que, por otra parte, carece de justificación legal.

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