Aznar asusta con el Gran Hermano

Faes denuncia la creación de un estado totalitario a cuenta del coronavirus

Ernesto Ekaizer
3 min
Pablo Casado i José María Aznar / EFE

Madrid“Propugnarán un estado Benefactor, que todo lo puede, todo lo ordena y de todo dispone. El Estado sustituirá a la sociedad civil y acaparará no sólo el poder político sino los recursos económicos y los medios de comunicación y que, celoso de nuestra libertad, no nos dejará dar un paso sin que él lo permita, siempre para nuestra mejor protección”, alerta la Fundación Faes, que preside José María Aznar, ahora desde su chalé de Marbella, y que firma el patrono Fernando Díez Moreno.

Aznar, pues, resucita 1984 y nos recrea a un Big Brotherrepresentado por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, reencarnación del Frente Popular de 1936.

En opinión de Aznar, nos encontramos no en un “estado de alarma”, sino en un “estado de guerra”.

Una guerra “biológica”.

La idea es que Sánchez-Iglesias intentan implantar una sociedad orwelliana, donde el Estado se queda con todo. Aznar pasa de las inexistentes armas de destrucción masiva de 2004 de Sadam Husein con las cuales pretendió justificar su entrada en la historia – “Estamos cambiando la política española de los últimos 200 años” le dijo a George W. Bush el 22 de febrero de 2003, dos semanas antes de la invasión de Irak-a la denuncia de que el gobierno pretende controlar los medios de comunicación masiva.

Que este estado de alarma-guerra biológica fuera una ocurrencia de Aznar, vaya y pase, pero es que el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, en línea con FAES, ha denunciado que Sánchez e Iglesias pretenden construir un estado totalitario con el pretexto del coronavirus.

A todo esto, la pregunta es ¿por qué? Porque la pandemia y su destrucción masiva de vidas humanas les ha dejado sin mantras.

En su nota, el patrono de FAES señala: “Esta reflexión tiene la finalidad de advertir de la existencia de corrientes políticas que pretenden configurar esa sociedad futura desde una perspectiva marxista, como si el marxismo no hubiese sido derrotado con la caída del muro de Berlín y la Unión Soviética no se hubiera desintegrado”

Aznar, un hombre próximo a Rupert Murdoch, propietario de ese dechado de periódico de calidad que es el Daily Mail británico o el neoliberal The Wall Street Journal y su equipo deben haber sentido lo que es perder definitivamente el norte en esta crisis descomunal de carácter universal que es el coronavirus estos días.

Por ejemplo, al leer el editorial del Financial Times, en el que se afirma: “Los gobiernos tendrán que aceptar un papel más activo en la economía. Deben considerar los servicios públicos como inversiones en lugar de un pasivo, y buscar formas de hacer que los mercados laborales sean menos inseguros”.

En otros términos, no se trata de volver a la normalidad previa al coronavirus, esa que Aznar y Casado propugnan con sus mantras.

Según el diario británico “la redistribución volverá a estar en la agenda; los privilegios de los ancianos y de los ricos, en cuestión. Las políticas hasta hace poco consideradas excéntricas, como la renta mínima y el impuesto sobre la riqueza, tendrán que ser combinados en la receta”.

Cuando Aznar ve lo que pasa con Trump en Estados Unidos, que obliga a General Motors y Ford a fabricar respiradores contra su voluntad -una medida de planificación central “socialista”- advierte que ya no podrá defender sus mantras en el mundo que viene, se rebela. Ahora se inventa que la democracia está en peligro.

¿A qué viene la referencia a la URSS y a la caída del muro de Berlín?

Es un McGuffin hitchcockiano para entretener a su parroquia.

Vade retro, viene a decir Aznar.

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