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Una oportunidad histórica para la izquierda española

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Pedro Sánchez i Pablo Iglesias, a la Moncloa / EFE

BarcelonaEl líder del PSOE y presidente español en funciones, Pedro Sánchez, confirmó el martes lo que ya se intuía desde la misma noche electoral que le otorgó la victoria: la única posibilidad de pacto que tiene se sitúa a su izquierda, es decir, con Podemos. Así, Sánchez se reunió con Pablo Iglesias durante más de dos horas y los dos pusieron las bases de las negociaciones que empezarán pronto, pero que no fructificarán hasta después de las elecciones municipales y europeas del 26 de mayo.

Sánchez, en realidad, no tenía más margen después del sonoro portazo que había recibido por la mañana de Albert Rivera, que le insistió en que no votaría su investidura. Rivera, ignorando las presiones del establishment —que sueña con un ejecutivo condicionado por los naranjas—, está decidido a sacar adelante su proyecto de sustituir al PP como partido hegemónico a la derecha del PSOE. Y eso incluso después de comprobar que el electorado español ha dado la espalda a la línea dura con Cataluña que defendía la triple derecha.

En realidad, un acuerdo del PSOE con Podemos es la mejor opción para el soberanismo, ya que favorece una cierta apuesta por el diálogo que tendrá que verse qué recorrido tiene. Sin embargo, sobre todo, porque aleja al fantasma de un pacto PSOE-Cs, que sería muy pernicioso para la convivencia en Cataluña y alejaría la resolución del conflicto. Ahora bien, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias deben ir más allá de sus respectivos partidos y hacer un esfuerzo sincero por entender los motivos que propiciaron el inicio del procés sin demonizar a ninguno de los interlocutores, ni a ERC ni a JxCat.

El eventual acuerdo entre el PSOE y Podemos se irá cociendo a fuego lento durante las próximas semanas e Iglesias deberá decidir si acepta no entrar en el ejecutivo y se conforma con ser el socio prioritario. Sánchez intentará sumar también al acuerdo al PNV y a Compromís, de forma que sumen 172 diputados, a cuatro de la mayoría absoluta. Es una cifra suficiente para cualquier gobierno, y se parece por ejemplo a los 169 que tenía Zapatero en 2008. A partir de aquí, los grupos independentistas ya han demostrado su predisposición a negociar y a votar medidas concretas, como han hecho durante los 10 meses de gobierno de Sánchez.

En última instancia, sin embargo, todo dependerá de la valentía de Pedro Sánchez y de la capacidad de Iglesias para arrastrarlo hacia posiciones más atrevidas. Si realmente se confirma esta alianza histórica entre el PSOE y la izquierda alternativa, España estará ante una oportunidad histórica para abordar una solución política para el conflicto catalán. Con una derecha dividida y desorientada, y una Unión Europea que apuesta por la vía de la negociación, la izquierda española debe dar un paso adelante y poner sobre la mesa una propuesta que permita desbloquear la situación.

Si no lo hace, estará poniendo las bases para la recuperación electoral de la triple derecha, que desde este martes ya sabemos que hará de Cataluña su principal ariete contra el gobierno. Sánchez e Iglesias deberían tenerlo muy presente.

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