El análisis de Antoni Bassas: 'El indulto para “reenganchar Catalunya al proyecto común”'

El único proyecto común aceptable desde Catalunya es el de una España plurinacional. El proyecto que hay ahora no es común, es particular y es el de Madrid y provincias

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El gobierno español tiene que decidir si indulta a los presos y presas del Procés y la situación es la siguiente: una parte del gobierno, Unidas Podemos, está a favor. La parte principal, la del PSOE, está a favor pero no lo dice abiertamente, ante la presión de la triple derecha nacionalista (valga la redundancia) y la Fiscalía, y está a la espera de lo que diga el informe del Tribunal Supremo, que muy entusiasta no será.

Lo que vienen a decir la Fiscalía y las derechas patrióticas es que el indulto equivale a alta traición porque favorece a los que quieren romper España. El PP dijo que “el indulto es un llamamiento a la reincidencia”, el precio que se paga por el apoyo de Esquerra Republicana en los presupuestos. Los fiscales del Supremo, incluso, insistieron en calificar a los presos políticos de rebeldes, ignorando que, aunque ellos, los fiscales, los acusaron de rebelión, ni el tribunal presidido por el juez Marchena se atrevió a tanto y los condenó por sedición.

Ante todo esto, ¿qué hará el gobierno de Pedro Sánchez? Pues, de momento, emitir señales a favor. Un ministro de la sala de máquinas, José Luis Ábalos, dijo el domingo a 'La Vanguardia' que el indulto podría ser un “gesto positivo” porque el gobierno “tiene la obligación legal de tramitar los indultos y la obligación moral de aliviar tensiones que puedan hacer daño a la convivencia”. Como, además, los partidos independentistas y Òmnium piden la amnistía (que suprimiría las condenas), el gobierno español dice que amnistía no, y puede situar el indulto como una generosa medida de gracia, a medio camino entre la prisión y la amnistía.

Y después, el ministro Ábalos vende el indulto con esta frase: “Dentro del respeto a la Constitución, hay que hacer lo necesario para reenganchar Catalunya al proyecto común”.

Uno se pregunta cuál es el proyecto común. ¿El de la Constitución que se interpreta siempre en la clave más restrictiva, tanto que impide ya no un 1-O sino también un 9-N? ¿El proyecto común de enviar el Estatuto a Madrid con el 90% de los votos del Parlament de Catalunya y que acabe mutilado en el Tribunal Constitucional? ¿El proyecto común de ver proyectado el Corredor Mediterráneo lejos del mar y hacerlo pasar por la Meseta? ¿El proyecto común de Cercanías? ¿O el de impedir que el catalán se pueda utilizar en el Parlamento Europeo o en el Congreso? El proyecto común hace 20 años que se agotó, y precisamente el Estatuto del 2006 fue el último “Escucha, España” desde Catalunya. Ahora mismo no hay proyecto común, más allá de algunos intereses compartidos por incentivos electorales o económicos (pienso en el dinero que tiene que venir de la UE, por ejemplo). El único proyecto común aceptable desde Catalunya es el de una España plurinacional. El proyecto que hay ahora no es común, es particular y es el de Madrid y provincias.

Nuestro reconocimiento a los que trabajan en primera línea, un recuerdo para los que sufren, para los presos políticos, para los exiliados, y que tengamos un buen día.

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