¡Esta foto es robada!

Siempre me choca la impunidad con la que la gente se pasa por el forro los derechos de autor

Amarna Miller
2 min

Un amigo me escribió hace un par de días felicitándome por ese cartel tan chulo que he puesto en mitad de Malasaña. Salgo mirando fijamente a cámara, incitando al viandante a colaborar en una conocida revista. En efecto, es precioso. El único problema es que no tengo ni la más mínima idea de qué hace mi cara ahí. No será la primera ni la última vez que una empresa utiliza fotos robadas para promocionar sus productos, pero siempre me choca la impunidad con la que la gente se pasa por el forro los derechos de autor. Problemas de la era de la información, supongo. Es tan fácil acceder a miles de fotos con un simple 'click' que ya no reflexionamos de donde provienen, quién las ha hecho, o porqué deberíamos meditar mínimamente si usarlas o no.

El bombardeo constante de imágenes que recibimos diariamente nos ha malacostumbrado a pensar que internet es un pozo infinito de contenido gratuito. No soy una obsesa del 'copyrigh', pero también sé que los artistas no viven del aire. Que las profesiones creativas están de capa caída. Y que a todos nos gusta cobrar por nuestro trabajo.

Un buen ejemplo de este problema es la la creciente cantidad de perfiles en redes sociales que se dedican a postear fotos sobre las que no tienen derechos a diestro y siniestro. 'Mashups' de fotos robadas que les hacen ganar miles de seguidores sin siquiera mencionar la autoría. En menos que canta un gallo te puedes encontrar tu foto de las vacaciones o esa selfie que te hiciste el fin de semana promocionando a la compañía de turno.

No estamos descubriendo la pólvora. La expropiación conforma una parte indisoluble de la historia de la humanidad, y el apropiacionismo se ha utilizado desde siempre para elaborar discursos artísticos. Sin ir más lejos, Andy Warhol y Jeff Koons protagonizaron unas cuantas demandas judiciales por violar los derechos de autor de otros artistas, usando elementos ajenos para conformar sus piezas.

La cuestión es complicada, ¿Dónde acaba la libertad creativa y empieza la copia malintencionada? ¿Cuál es el límite de los derechos de autor?

Como medida de corte: si quieres usar una imagen y no tienes dinero para pagarla, como mínimo contacta al artista y que sea él quien decida si quiere llevar a cabo la colaboración.

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