Maza quiere a María Ángeles Montes, “ojito derecho” de Jesús Cardenal, al frente de Anticorrupción

La conservadora Asociación de Fiscales apoya a Alejandro Luzón

Ernesto Ekaizer
4 min
El fiscal general de l'Estat, José Manuel Maza

MadridJosé Manuel Maza, fiscal general del Estado, ha deshojado la margarita: quiere a una mujer, la fiscal del Tribunal Supremo María Ángeles Montes, para el puesto de fiscal jefe de la Fiscalía Anticorrupción, cargo en el cual se hundió Manuel Moix y se llevó por delante la credibilidad de Maza y del ministro de Justicia, Rafael Catalá, con una reprobación del Congreso de los Diputados. Pero Maza tiene un problema: la Asociación de Fiscales, conservadora, quiere censurarle y por ello dice apoyar, con sus seis votos, la candidatura de Alejandro Luzón.

El Consejo Fiscal que resolverá el nombramiento tras un concurso, que no es vinculante, ha sido citado para el próximo 5 de julio. El plazo para presentar candidaturas vence este viernes, día 23 de junio, y ya hay siete aspirantes.

De todos ellos, el único fiscal de sala que se presenta para un puesto –el del fiscal jefe Anticorrupción- que tiene categoría de fiscal de sala del Tribunal Supremo –el más elevado de la carrera- es Pedro Crespo, que actualmente es fiscal jefe de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo. Es decir: su nombramiento no requeriría ascenso ni aumento salarial alguno porque ya tiene la categoría de fiscal de sala.

Los otros aspirantes son Belén Suárez, actualmente teniente fiscal a cargo de Anticorrupción; el fiscal Alejandro Luzón, adscrito a la Fiscalía Anticorrupción, pero con funciones de teniente fiscal de la secretaría técnica de la Fiscalía General del Estado; los fiscales Anticorrupción María Teresa Gálvez y Antonio Romeral; el fiscal Jesús García Calderón, recientemente cesado como fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, y last but not least, María Ángeles Montes, fiscal de a pie en el Tribunal Supremo.

Fuentes jurídicas y judiciales han señalado a ARA que Maza ha hecho llegar a Montes que debía presentarse a este concurso, una indicación que ya se le cursó en octubre pasado a Manuel Moix, lo que llevó a este a presentarse sabiendo que el fiscal general del Estado le apoyaría a la hora del nombramiento.

La idea que vende Maza, tras la caída de Moix, es que se debe nombrar a una mujer. A Belén Suárez, que es teniente fiscal de Anticorrupción y se vuelve a presentar, no quiere nombrarla porque precisamente lleva desde hace muchos años en una fiscalía que, según Maza, hay que reformar. Por la misma razón tampoco quiere Maza a Luzón. Se necesita, según Maza, alguien de fuera.

María Ángeles Montes se hizo cargo de facto de la fiscalía del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco cuando Jesús Cardenal era el fiscal jefe y pasó a ser fiscal General del Estado con el Gobierno de José María Aznar. En la carrera se la conoce como el “ojito derecho de Cardenal”, por su subordinación al que fuera fiscal general del Estado de Aznar.

Más tarde fue nombrada oficialmente fiscal jefe en ese tribunal. En 2006, el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, renovó su mandato hasta 2011, cuando fue sustituida por Juan Calparsoro. En 2015, la fiscal General del Estado Consuelo Madrigal le ofreció un puesto de a pie en la Fiscalía del Supremo.

El problema de Maza, según fuentes judiciales, es que la Asociación de Fiscales, de orientación conservadora, necesita mostrar su independencia respecto del fiscal general tras el fiasco de su apoyo al nombramiento de Moix. No quiere más experimentos. Y ello pasa por apoyar con seis votos al fiscal Alejandro Luzón.

Pero el fiscal general del Estado tendrá con el nombramiento del nuevo fiscal jefe Anticorrupción que pagar una cuenta adicional: justificar en el Congreso de los Diputados las razones para no nombrar a Pedro Crespo. Moix obtuvo la categoría máxima, fiscal de sala del Supremo, con una permanencia de tres meses en el mismo. Y ahora que un fiscal de sala, que no necesita la categoría ni la compensación salarial unida a ella, lo pide, se le deniega.

Crespo tiene un curriculum y una antigüedad imbatible. No son razones profesionales las que le impedirán ser fiscal jefe Anticorrupción ni su plan de acción. Su plan proponer la reforma y especialización de la Fiscalía con tres patas: corrupción, criminalidad organizada y criminalidad económica; también propone una relación diferente con las unidades de apoyo de la UCO (Guardia Civil), Agencia Tributaria y UDEF (Policía).

Pero Crespo, que ya ha sido fiscal a cargo de la represión de delitos económicos en Madrid, ha cometido el “pecado” de ser teniente fiscal y fiscal jefe de la secretaría técnica del fiscal general del Estado, Cándido Cónde-Pumpido. Crespo, según ha trascendido, obtendrá los tres votos de la Unión Progresista de Fiscales (UPF).

Aunque los seis votos de la Asociación de Fiscales son los decisivos, están los dos votos llamados institucionales: el del teniente fiscal del Supremo, Luis Navajas, y el del responsable de inspección, Fausto Cartagena. Ambos votaron en febrero pasado por Luzón, pero la candidatura de Crespo puede hacer variar al menos uno de esos votos, el de Cartagena, que ha trabajado a las órdenes de Crespo.

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